Francisco de GOYA.
Contexto histórico y social
El nacimiento el artista en 1747 le hizo parte de una
generación que vivió de lleno un período de cambios repentinos y convulsiones
decisivas, excepcionales en la historia: las Ciencias, con sus avances modernos
en todos los campos, la Razón, con el triunfo de pensamiento laico, y la
Revolución, que derriba con crueldad, desconocida hasta entonces, el sistema
político hereditario y proclamaba igualitariamente los Derechos del Hombre y
todos los hombres y mujeres. Goya, sin embargo, hizo su propia revolución sin
alejarse personalmente del centro mismo del Antiguo Régimen español. La
Ilustración en España se inscribe en el marco general de la Ilustración europea
(espíritu crítico, fe en la razón, confianza en la ciencia, afán didáctico).
Las influencias son esencialmente francesas e italianas. Los ilustrados fueron
una minoría culta formada por nobles, funcionarios, burgueses y clérigos.
La España del siglo XVIII tuvo ciertas características
destacables:
- Era un
país socialmente atrasado, con fuertes desigualdades sociales, una agricultura
de Estado regresivo carente de infraestructura y clases medias.
- Existían
ciertos círculos intelectuales abiertos a las ideas del siglo de las luces.
Eran liberales sin peso político opuesto al clero y a la monarquía. Estos
intelectuales enseñarían a pensar a Goya, a dar forma a sus ideas, y a
comprender la realidad humana.
Los acontecimientos históricos -la guerra de de
Independencia y la represión absolutista posterior- aumentan en Goya la
angustia y reclusión interior. Desaparece su optimismo ilustrado, decepcionado
por la invasión napoleónica, y su fe en el ser humano. Su paleta se vuelve más
negra y su pincelada más empastada. La violencia invade sus obras, que adoptan
tintes alucinatorios. Los detalles pasan a un segundo plano, pero su pintura
tiene una expresividad y una fuerza sorprendentes.
Goya, efectivamente, fue uno de los más intuitivos
precursores de la modernidad en el arte, origen de tantos creadores
contemporáneos, con sus ideas, sus imágenes y su técnica de movimientos que van
del impresionismo al expresionismo, del surrealismo al expresionismo abstracto
y a la pintura de fuerte cargo social y política del siglo XX. En realidad lo
que su arte representó fue la profunda desmitificación del ser humano que había
comenzado ya, en el siglo XVIII en otros terrenos, fundamentalmente en el
filosófico y literario. Goya utilizó la ruptura de la máscara social, tras la
que el arte había escondido al ser humano con anterioridad, para desmontar la
aceptación generalizada de su bondad. Borró de un modo nuevo y moderno, acorde
con el pensamiento intelectuales europeo de su tiempo, la línea que había
separado tradicionalmente a hombres, y demonios. En todas sus facetas
desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone,
asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de
las vanguardias pictóricas del siglo XX.
Breve biografía
Francisco de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos,
provincia de Zaragoza el 30 de marzo de 1746. Fue un pintor y grabador español.
Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo.
Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito
estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770,
donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha
a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista
rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de
la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en esta actividad y en
otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor
español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.
En 1792, una grave enfermedad, que le condena a una sordera
irreparable, es el eje que marca su vida y su obra. A partir de entonces, Goya
se centra en sus obsesiones y produce obras completamente originales, ajenas al
gusto imperante, el delirio o la amargura. La penetración psicológica en sus
retratos se multiplica y reproduce no sólo los rasgos de los modelos, a los que
retrata sin concesiones de ningún tipo, sino también los sentimientos que le
transmiten. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de
capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la
transición hacia la estética romántica.
Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que
vive, particularmente la Guerra de la Independencia, de la que la serie de
estampas de Los desastres de la guerra es casi un reportaje moderno de las
atrocidades cometidas y componen una visión exenta de heroísmo donde las
víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y condición.
Gran popularidad tiene su Maja desnuda, en parte favorecida
por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. De
comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino
hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos
grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de
1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de
historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el
artista, sino que alcanza un mensaje universal.
Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo
sobre el muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las
Pinturas negras. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados
movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX.
Goya moriría el 16 de abril de 1828 en Burdeos, Francia.
La obra de Goya es difícil de clasificar por varias razones:
• Por su
carácter de investigador, tanto de nuevas técnicas como de supuestos plásticos.
• Porque en
él se aúnan el artista y el hombre, representa a su sociedad como es y la critica
sin piedad en lo que no le gusta.
• Porque en
él se dan cita la razón y la irracionalidad, la belleza clásica y la renovación
de lo monstruoso.
• Porque
este hombre-artista vive inmerso en una crisis de múltiples factores:
- Personal:
la enfermedad (sordo como Beethoven).
- Histórica:
participa en la revolución, en el absolutismo, en la caída de los ideales
ilustrados y denuncia la brutalidad de la lucha.
- Político:
es monárquico y acepta la legalidad vigente, pero también es libre pensador,
como buen discípulo de las ideas liberales.
- Artístico:
los múltiples encargos convencionales que sus poderosos clientes le hacen
llegarán a marcar su trayectoria artística.
Análisis de obras:
• Saturno
Saturno, dios romano de los campesinos, equivalente al Cronos
griego, fue advertido por el oráculo que uno de sus hijos lo destronaría, por
lo que se los comía a medida que nacían. Uno de ellos, Júpiter, logró escapar y
lo echó del cielo. Basándose en esta leyenda, Goya realizó sobre una de las
paredes de la Quinta del Sordo uno de los cuadros más terroríficos de la
historia del arte. Perteneciente a la serie de las Pinturas negras, esta obra
refleja el estado de ánimo del artista y los fantasmas que asediaban su vejez:
sordera, enfermedades, las consecuencias de la guerra, desilusión por el
renacer del absolutismo y el fracaso de las ideas de la Ilustración en España.
Sobre un fondo negro, el deforme cuerpo del dios Saturno
ocupa la mayor parte de la superficie del cuadro y parece salirse de él. Por el
pelo agitado y los ojos desorbitados, la sanguinaria escena es de una violencia
sin límites y cruel. El pintor logra el impactante efecto con la iluminación
volcada sobre la escena y con un limitado espectro de colores que incluye rojo,
rosado, blanco, marrón, negro y grises.
• La maja desnuda
Esta es una de las obras más famosas de Goya, ya que está
envuelto en varios misterios que la hacen más atractiva y que aún continúan
originando polémicas entre los más
reconocidos expertos. Las incógnitas sobre quién era esa mujer, cuándo y dónde
fue pintado el cuadro siguen vigentes.
Durante su estadía en la casa de Cayetana en Salúcar de
Barrameda, entre 1796 y 1797, Goya dejó numerosos dibujos de esta dama en
posiciones picarescas. Si los cuerpos de Cayetana y de la maja son parecidos,
no ocurre lo mismo con el rostro, bastante más vulgar e inexpresivo el de la
pintura que el de la duquesa. Hay quien sostiene que la modela es Pepita Tudó,
una de las amantes de Manuel Godoy.
Lo que llama la atención es la posición forzada de la
cabeza, hacia adelante, como embutida en el tronco y sin que se le vea algo del
cuello, lo que podría significar que ese rostro fue agregado más tarde. Uno de
los atractivos de esta obra es que no se trata de una diosa mitológica, sino de
una mujer de carne y hueso. Está tendida sobre las desordenadas sábanas y
almohadones en los que predominan los tonos blancos y verdes; en estos
elementos la pincelada es más corta que la empleada en sus similares de La maja
vestida. El cuerpo tiene una perfección casi académica, parece escultural y
marmóreo en el mejor estilo neoclásico y, al decir algunos expertos, sin
vibración y escasamente “goyesco” debido a su meticulosa realización.
• La maja
vestida
Esta sensual mujer, recostada provocativamente sobre una
cama y almohadones, está envuelta en el mismo misterio que La maja desnuda, en
cuanto a la identidad de la modelo. La sensualidad se acrecienta por la mirada
insinuante dirigida al espectador, y por el contraste de los tonos claros y las
veladuras de las vestimentas con el fondo oscuro, al igual que por las
pinceladas ágiles y largas que dan forma al cuerpo.
• El coloso
Cuando Goya pintó este enigmático e inquietante cuadro
estaba sumido en profundas contradicciones que afectaban notablemente su
carácter: el país estaba ocupado por tropas que cometían todo tipo de desmanes,
pero que actuaban bajo las órdenes de quienes representaban los ideales de la
Ilustración y del liberalismo político.
En una composición en la que predominan los colores oscuros,
un musculoso y amenazador gigante pasa por encima de montañas y pone en
desbandada a una infinidad de personas y animales que, a su lado, parecen
diminutos. La escena de la multitud aterrorizada posee un gran dinamismo: todos
corren en distintas direcciones, y sólo un asno blanco, cerca del ángulo inferior
permanece inmóvil. No se sabe si el gigante, envuelto en nubes, camina o está
quieto, pero su fiera expresión y su amenazante puño no dejan dudas sobre sus
intenciones agresivas.
El pintor aragonés despliega en esta obra toda su materia,
al combinar diferentes técnicas pictóricas y lograr una variada gama cromática,
a pesar del predominio del negro. La espátula tiene un papel protagonista en la
aplicación de esta tonalidad, mientras que un pincel muy veloz y muy fino,
cargado sutileza y presión, describe a la multitud.
• Dos
viejos comiendo
Para esta macabra y lúgubre escena en la que predominan el
negro y otros tonos oscuros distribuidos en grandes pasadas, Goya apenas
utilizó el pincel; empleó, sobre todo, espátula, cucharas y dedos,
particularmente el pulgar. Esta manera de trabajar deja una obra cuya
intensidad sólo puede captarse plenamente si se mira desde cierta distancia.
Las sugerencias con numerosas y todas ellas desagradables. El pintor no excluye
ningún elemento plástico para aludir a la miseria, la soledad o a muerte.
Probablemente Goya, que contaba casi ochenta años, sufría de un estado de ánimo
muy bajo.
• La
gallina ciega
Originalmente llamada El juego del cucharón, esta obra tiene
un notable dinamismo gracias a la perfecta representación de los movimientos y
las posturas, que incluye algunos escorzos. El sector de la derecha es más
ágil, en tanto que las dos figuras de la izquierda perecen desentenderse del
juego e introducirse en una escena galante, lo que ha llevado a interpretar el cuadro
como una alegoría del amor ciego. En este lienzo, de paleta de Goya alcanza una
de sus máximas manifestaciones.
Comparación con otros artistas de la época
Casi todo el siglo XVIII español está dominado por la
presencia de artistas extranjeros, muchos de ellos cultivando aún un estilo
barroco: Corrado Giaquinto, Louis Michel Van Loo, Jacopo Amiconi, Tiépolo y
Rafael Mengs, con quien llega el pleno Neoclasicismo.
A finales de siglo, comienza a trabajar Francisco de Goya,
que se sitúa entre los siglos XVIII y XIX formado principalmente en el
movimiento artístico rococó, experimentó todas las corrientes artísticas de su
tiempo (rococó, neoclasicismo, prerromanticismo), para finalmente utilizar en
un estilo personal, inclasificable en ninguna de ellas, luego de verse afectado
por una enfermedad que conllevó la sordera. Su estilo particularmente violento
contrastaba con el neoclasicismo de la Ilustración. Intentando formar su propia
e íntima revolución, Goya cambia los parámetros de la pintura. Ya no utiliza
las mismas técnicas, y sus pinturas ya no tienen un aire clásico sino más bien
perturbador y violento.
El comienzo de siglo está dominado por Goya y sus obras
influidas por la Guerra de la Independencia. De sus seguidores, podemos
destacar a Eugenio Lucas.
La pintura oficial de todo el siglo XIX y XX se identifica
con el academicismo, por lo que las convenciones neoclásicas serán las
predominantes durante todo el período.
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