LOS CREADORES

LOS CREADORES
6to año 2012

Los alumnos de 6° año A, Bachiller en Ciencias Sociales y 6° año B, Bachiller en Economía y Administración, ciclo lectivo 2013 del Colegio San José de los Hermanos Maristas de Pergamino, han preparado este blog, donde han volcado lo investigado, según consignas de la asignatura Arte.
El objetivo principal es la información simple y didáctica sobre el Arte Tradicional, en distintas épocas, para los alumnos del colegio, las familias y el público en general, que deseen conocer o reconocer las grandes obras de la cultura mundial.

miércoles, 5 de junio de 2013

GOYA

Francisco de GOYA.
Contexto histórico y social
El nacimiento el artista en 1747 le hizo parte de una generación que vivió de lleno un período de cambios repentinos y convulsiones decisivas, excepcionales en la historia: las Ciencias, con sus avances modernos en todos los campos, la Razón, con el triunfo de pensamiento laico, y la Revolución, que derriba con crueldad, desconocida hasta entonces, el sistema político hereditario y proclamaba igualitariamente los Derechos del Hombre y todos los hombres y mujeres. Goya, sin embargo, hizo su propia revolución sin alejarse personalmente del centro mismo del Antiguo Régimen español. La Ilustración en España se inscribe en el marco general de la Ilustración europea (espíritu crítico, fe en la razón, confianza en la ciencia, afán didáctico). Las influencias son esencialmente francesas e italianas. Los ilustrados fueron una minoría culta formada por nobles, funcionarios, burgueses y clérigos.
La España del siglo XVIII tuvo ciertas características destacables:
-             Era un país socialmente atrasado, con fuertes desigualdades sociales, una agricultura de Estado regresivo carente de infraestructura y clases medias.
-             Existían ciertos círculos intelectuales abiertos a las ideas del siglo de las luces. Eran liberales sin peso político opuesto al clero y a la monarquía. Estos intelectuales enseñarían a pensar a Goya, a dar forma a sus ideas, y a comprender la realidad humana.
Los acontecimientos históricos -la guerra de de Independencia y la represión absolutista posterior- aumentan en Goya la angustia y reclusión interior. Desaparece su optimismo ilustrado, decepcionado por la invasión napoleónica, y su fe en el ser humano. Su paleta se vuelve más negra y su pincelada más empastada. La violencia invade sus obras, que adoptan tintes alucinatorios. Los detalles pasan a un segundo plano, pero su pintura tiene una expresividad y una fuerza sorprendentes.
Goya, efectivamente, fue uno de los más intuitivos precursores de la modernidad en el arte, origen de tantos creadores contemporáneos, con sus ideas, sus imágenes y su técnica de movimientos que van del impresionismo al expresionismo, del surrealismo al expresionismo abstracto y a la pintura de fuerte cargo social y política del siglo XX. En realidad lo que su arte representó fue la profunda desmitificación del ser humano que había comenzado ya, en el siglo XVIII en otros terrenos, fundamentalmente en el filosófico y literario. Goya utilizó la ruptura de la máscara social, tras la que el arte había escondido al ser humano con anterioridad, para desmontar la aceptación generalizada de su bondad. Borró de un modo nuevo y moderno, acorde con el pensamiento intelectuales europeo de su tiempo, la línea que había separado tradicionalmente a hombres, y demonios. En todas sus facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.

Breve biografía
Francisco de Goya y Lucientes nació en Fuendetodos, provincia de Zaragoza el 30 de marzo de 1746. Fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo.
Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.
En 1792, una grave enfermedad, que le condena a una sordera irreparable, es el eje que marca su vida y su obra. A partir de entonces, Goya se centra en sus obsesiones y produce obras completamente originales, ajenas al gusto imperante, el delirio o la amargura. La penetración psicológica en sus retratos se multiplica y reproduce no sólo los rasgos de los modelos, a los que retrata sin concesiones de ningún tipo, sino también los sentimientos que le transmiten. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición hacia la estética romántica.
Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que vive, particularmente la Guerra de la Independencia, de la que la serie de estampas de Los desastres de la guerra es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas y componen una visión exenta de heroísmo donde las víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y condición.
Gran popularidad tiene su Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal.
Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las Pinturas negras. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX.
Goya moriría el 16 de abril de 1828 en Burdeos, Francia.
La obra de Goya es difícil de clasificar por varias razones:
•             Por su carácter de investigador, tanto de nuevas técnicas como de supuestos plásticos.
•             Porque en él se aúnan el artista y el hombre, representa a su sociedad como es y la critica sin piedad en lo que no le gusta.
•             Porque en él se dan cita la razón y la irracionalidad, la belleza clásica y la renovación de lo monstruoso.
•             Porque este hombre-artista vive inmerso en una crisis de múltiples factores:
-             Personal: la enfermedad (sordo como Beethoven).
-             Histórica: participa en la revolución, en el absolutismo, en la caída de los ideales ilustrados y denuncia la brutalidad de la lucha.
-             Político: es monárquico y acepta la legalidad vigente, pero también es libre pensador, como buen discípulo de las ideas liberales.
-             Artístico: los múltiples encargos convencionales que sus poderosos clientes le hacen llegarán a marcar su trayectoria artística.


Análisis de obras:
•             Saturno
Saturno, dios romano de los campesinos, equivalente al Cronos griego, fue advertido por el oráculo que uno de sus hijos lo destronaría, por lo que se los comía a medida que nacían. Uno de ellos, Júpiter, logró escapar y lo echó del cielo. Basándose en esta leyenda, Goya realizó sobre una de las paredes de la Quinta del Sordo uno de los cuadros más terroríficos de la historia del arte. Perteneciente a la serie de las Pinturas negras, esta obra refleja el estado de ánimo del artista y los fantasmas que asediaban su vejez: sordera, enfermedades, las consecuencias de la guerra, desilusión por el renacer del absolutismo y el fracaso de las ideas de la Ilustración en España.
Sobre un fondo negro, el deforme cuerpo del dios Saturno ocupa la mayor parte de la superficie del cuadro y parece salirse de él. Por el pelo agitado y los ojos desorbitados, la sanguinaria escena es de una violencia sin límites y cruel. El pintor logra el impactante efecto con la iluminación volcada sobre la escena y con un limitado espectro de colores que incluye rojo, rosado, blanco, marrón, negro y grises.



•             La maja desnuda
Esta es una de las obras más famosas de Goya, ya que está envuelto en varios misterios que la hacen más atractiva y que aún continúan originando polémicas entre  los más reconocidos expertos. Las incógnitas sobre quién era esa mujer, cuándo y dónde fue pintado el cuadro siguen vigentes.
Durante su estadía en la casa de Cayetana en Salúcar de Barrameda, entre 1796 y 1797, Goya dejó numerosos dibujos de esta dama en posiciones picarescas. Si los cuerpos de Cayetana y de la maja son parecidos, no ocurre lo mismo con el rostro, bastante más vulgar e inexpresivo el de la pintura que el de la duquesa. Hay quien sostiene que la modela es Pepita Tudó, una de las amantes de Manuel Godoy.
Lo que llama la atención es la posición forzada de la cabeza, hacia adelante, como embutida en el tronco y sin que se le vea algo del cuello, lo que podría significar que ese rostro fue agregado más tarde. Uno de los atractivos de esta obra es que no se trata de una diosa mitológica, sino de una mujer de carne y hueso. Está tendida sobre las desordenadas sábanas y almohadones en los que predominan los tonos blancos y verdes; en estos elementos la pincelada es más corta que la empleada en sus similares de La maja vestida. El cuerpo tiene una perfección casi académica, parece escultural y marmóreo en el mejor estilo neoclásico y, al decir algunos expertos, sin vibración y escasamente “goyesco” debido a su meticulosa realización.





•             La maja vestida
Esta sensual mujer, recostada provocativamente sobre una cama y almohadones, está envuelta en el mismo misterio que La maja desnuda, en cuanto a la identidad de la modelo. La sensualidad se acrecienta por la mirada insinuante dirigida al espectador, y por el contraste de los tonos claros y las veladuras de las vestimentas con el fondo oscuro, al igual que por las pinceladas ágiles y largas que dan forma al cuerpo.



•             El coloso
Cuando Goya pintó este enigmático e inquietante cuadro estaba sumido en profundas contradicciones que afectaban notablemente su carácter: el país estaba ocupado por tropas que cometían todo tipo de desmanes, pero que actuaban bajo las órdenes de quienes representaban los ideales de la Ilustración y del liberalismo político.
En una composición en la que predominan los colores oscuros, un musculoso y amenazador gigante pasa por encima de montañas y pone en desbandada a una infinidad de personas y animales que, a su lado, parecen diminutos. La escena de la multitud aterrorizada posee un gran dinamismo: todos corren en distintas direcciones, y sólo un asno blanco, cerca del ángulo inferior permanece inmóvil. No se sabe si el gigante, envuelto en nubes, camina o está quieto, pero su fiera expresión y su amenazante puño no dejan dudas sobre sus intenciones agresivas.
El pintor aragonés despliega en esta obra toda su materia, al combinar diferentes técnicas pictóricas y lograr una variada gama cromática, a pesar del predominio del negro. La espátula tiene un papel protagonista en la aplicación de esta tonalidad, mientras que un pincel muy veloz y muy fino, cargado sutileza y presión, describe a la multitud.



•             Dos viejos comiendo
Para esta macabra y lúgubre escena en la que predominan el negro y otros tonos oscuros distribuidos en grandes pasadas, Goya apenas utilizó el pincel; empleó, sobre todo, espátula, cucharas y dedos, particularmente el pulgar. Esta manera de trabajar deja una obra cuya intensidad sólo puede captarse plenamente si se mira desde cierta distancia. Las sugerencias con numerosas y todas ellas desagradables. El pintor no excluye ningún elemento plástico para aludir a la miseria, la soledad o a muerte. Probablemente Goya, que contaba casi ochenta años, sufría de un estado de ánimo muy bajo.



•             La gallina ciega
Originalmente llamada El juego del cucharón, esta obra tiene un notable dinamismo gracias a la perfecta representación de los movimientos y las posturas, que incluye algunos escorzos. El sector de la derecha es más ágil, en tanto que las dos figuras de la izquierda perecen desentenderse del juego e introducirse en una escena galante, lo que ha llevado a interpretar el cuadro como una alegoría del amor ciego. En este lienzo, de paleta de Goya alcanza una de sus máximas manifestaciones.
Comparación con otros artistas de la época
Casi todo el siglo XVIII español está dominado por la presencia de artistas extranjeros, muchos de ellos cultivando aún un estilo barroco: Corrado Giaquinto, Louis Michel Van Loo, Jacopo Amiconi, Tiépolo y Rafael Mengs, con quien llega el pleno Neoclasicismo.
A finales de siglo, comienza a trabajar Francisco de Goya, que se sitúa entre los siglos XVIII y XIX formado principalmente en el movimiento artístico rococó, experimentó todas las corrientes artísticas de su tiempo (rococó, neoclasicismo, prerromanticismo), para finalmente utilizar en un estilo personal, inclasificable en ninguna de ellas, luego de verse afectado por una enfermedad que conllevó la sordera. Su estilo particularmente violento contrastaba con el neoclasicismo de la Ilustración. Intentando formar su propia e íntima revolución, Goya cambia los parámetros de la pintura. Ya no utiliza las mismas técnicas, y sus pinturas ya no tienen un aire clásico sino más bien perturbador y violento.
El comienzo de siglo está dominado por Goya y sus obras influidas por la Guerra de la Independencia. De sus seguidores, podemos destacar a Eugenio Lucas.

La pintura oficial de todo el siglo XIX y XX se identifica con el academicismo, por lo que las convenciones neoclásicas serán las predominantes durante todo el período.

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