Miguel Ángel
Caprese, actual Italia, 1475 - Roma, 1564. Escultor, pintor y arquitecto italiano. Habitualmente se reconoce a Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano, un hombre cuya excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo del siglo XVI.
Durante los aproximados setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas. Sus coetáneos veían en las realizaciones de Miguel Ángel una cualidad, denominada terribilità, a la que puede atribuirse la grandeza de su genio; dicho término se refiere a aspectos como el vigor físico, la intensidad emocional y el entusiasmo creativo, verdaderas constantes en sus obras.
La vida de Miguel Ángel transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las que dejó sus obras maestras. Dio sus primeros pasos haciendo copias de frescos de Giotto o de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo.
En 1496 se trasladó a Roma, donde realizó dos esculturas que lo proyectaron a la fama: el Baco y la Piedad de San Pedro. Esta última, su obra maestra de los años de juventud, es una escultura de gran belleza y de un acabado impecable que refleja su maestría técnica.
Al cabo de cinco años regresó a Florencia, donde recibió diversos encargos, entre ellos el David, el joven desnudo de cuatro metros de altura que representa la belleza perfecta y sintetiza los valores del humanismo renacentista.
En 1505, cuando trabajaba en el cartón preparatorio de la Batalla de Cascina (inconclusa) para el Palazzo Vecchio, el papa Julio II lo llamó a Roma para que esculpiera su tumba; Miguel Ángel trabajó en esta obra hasta 1545 y sólo terminó tres estatuas, el Moisés y dos Esclavos; dejó a medias varias estatuas de esclavos que se cuentan en la actualidad entre sus realizaciones más admiradas, ya que permiten apreciar cómo extraía literalmente de los bloques de mármol unas figuras que parecían estar ya contenidas en ellos.
Julio II le pidió también que decorase el techo de la Capilla Sixtina, encargo que Miguel Ángel se resistió a aceptar, puesto que se consideraba ante todo un escultor, pero que se convirtió finalmente en su creación más sublime. Alrededor de las escenas centrales, que representan episodios del Génesis, se despliega un conjunto de profetas, sibilas y jóvenes desnudos, en un todo unitario dominado por dos cualidades esenciales: belleza física y energía dinámica.
En 1516, regresó a Florencia para ocuparse de la fachada de San Lorenzo, obra que finalmente no se realizó; pero el artista proyectó para San Lorenzo dos obras magistrales: la Biblioteca Laurenciana y la capilla Medicea o Sacristía Nueva. Ambas realizaciones son en el aspecto arquitectónico herederas de la obra de Brunelleschi, aunque la singular escalera de acceso a la biblioteca, capaz de crear un particular efecto de monumentalidad en el escaso espacio existente, es obra suya. La capilla Medicea alberga dos sepulturas que incluyen la estatua del difunto y las figuras magistrales del Día, la Noche, la Aurora y el Crepúsculo.
En 1534, Miguel Ángel se estableció definitivamente en Roma, donde realizó el fresco del Juicio Final en la capilla Sixtina y supervisó las obras de la basílica de San Pedro, en la que modificó sustancialmente los planos y diseñó la cúpula. Su otra gran realización arquitectónica fue la finalización del Palacio Farnesio, comenzado por Sangallo el Joven.
Capilla Sixtina
Distribución del techo de la Capilla Sixtina
Nueve temas principales
Estos nueve frescos tienen tres significados:
1) Los tres primeros (desde la izquierda) significan la "creación del mundo", o sea: separación de la luz de las tinieblas, creación del sol y de la luna y separación de la tierra del agua.
2) Los tres siguientes se refieren a la "creación del hombre, de la mujer", y posterior expulsión de ambos del Paraíso creado por Jesús.
3) Los tres últimos hacen referencia a la "maldad del hombre y al castigo divino con la "embriaguez de Noe", el "diluvio universal" y el "sacrificio de Noe", cuando Dios lo consideró como el único hombre que debía subsistir, con su familia y el mundo animal, luego del diluvio.
Los nueve frescos están pintados, en forma longitudinal, en el techo, del 1 al 9 desde la izquierda de la imagen, que coincide con la pared del altar (donde está el Juicio Final) hacia la pared de entrada.
En forma alternativa (solamente en los números impares de los frescos) los mismos están bordeados por los "medallones", cuya medida es de 135 centímetros de diámetro. Cada "medallón" está sostenido por figuras desnudas.
1 = Dios separa la luz de las tinieblas. Desde la Biblia: En el Cuarto Día del Génesis Dios creó las estrellas en el universo, disociando también la Luz de las tinieblas. El significado representa la separación de lo visible (como bueno y transparente) de la oscuridad (como indeseable).
Los dos medallones, cada uno al lado de dos desnudos, representan:
abajo: El sacrificio de Abrahám (1)
arriba: Elías asciende al cielo (2)
2 = Creación del sol y de la luna: También en el cuarto día, Dios "creó" ambos cuerpos celestes: el sol para que alumbrara la tierra y la luma para que diera penumbra en la noche. La Génesis afirma que Dios creó también las plantas sobre la tierra.
3 = Dios separa la tierra de las aguas: Dios juntó la tierra seca y la separó de las aguas, llamando a estas últimas "Mares". Así lo afirma la Biblia, concluyendo: Así lo hizo Dios.
Los medallones, con los desnudos, representan:
Abajo: Muerte de Absalón (3)
Arriba: La pintura se destruyó en 1798 por un accidente ocurrido. Una explosión en el Castillo de "Sant'Angelo" hizo caer una pesada piedra en el techo de la Capilla, originando el desprendimiento del dibujo.
4 = Creación del hombre: Dios creó al hombre (Adán) a su imagen y semejanza. Es lo expresado por las escrituras. La creación del hombre incluye su parte material, llamada "polvo", pero también añade lo inmaterial, definido como "el aliento de vida". Esta distinciones separan al "hombre exterior" del "hombre espiritual". La interpretación artística de Miguel Ángel es maravillosa: la mano de Dios toca la de Adán en el momento de su creación.
Los medallones, con los desnudos, representan:
Abajo: David se inclina ante Natán (4)
Arriba: Muerte de Urias (5)

6= El pecado original: El pecado original se relaciona a la desobediencia de Adán y Eva, como hombre y mujer, al mandato divino de no comer alimento alguno proveniente del árbol que refleja el bien y el mal; respetando así los conocimientos recibidos y obedeciendo las condiciones impuestas, a pesar de las tentaciones impulsadas por la serpiente.
Fueron así los primeros padres y expulsados por Dios del Paraíso que él había creado.
El fresco de Miguel Ángel expresa maravillosamente la escena, que termina con el alejamiento de los pecadores.

7 = El sacrificio de Noé: El sacrificio consiste en ofrecer un cordero a Dios, después del diluvio universal, como reconocimiento y sumisión. Noé levanta el dedo señalando el destino del ofrecimiento. Delante de él está el fogón donde se realizó el sacrificio.
Los medallones, con los desnudos, representan:
Abajo: Joab mata a Abner (6)
Arriba: Castigo de Heliodoro (7)
8 = El diluvio universal: De acuerdo a la Génesis, Noé construyó un arca en la cual alojó a su familia y también a siete parejas (macho y hembra) de animales limpios y una pareja de animales no limpios de cada especie existente, sabiendo que todos ellos serian los únicos sobrevivientes en el mundo luego del diluvio, cuyo objeto obedece al designio de destruir la maldad del hombre.
9= La embriaguez de Noé: El significado de este fresco consiste en mostrar la maldad del hombre, viendo a Noé borracho luego de trabajar la tierra con una pala. Está desnudo, como también lo están sus tres hijos (Cam, Sem y Jafet) cuando lo encuentran en el suelo. A pesar de ello, Dios elije a Noe y a su familia para que sobrevivan luego del diluvio.
Los medallones, con los desnudos, representan:
Abajo: Jehu destruye el ídolo de Baal (8)
Arriba: Caída de Antioco Epifanes (9)
LAS SIBILAS
Al hablar de “Sibilas” nos referimos a aquellas mujeres que gozaban de una reconocida facultad de predecir el futuro para profetizar acontecimientos de toda índole. Fueron descritas como mujeres con vidas aisladas y misteriosas, habitando lugares atípicos y poco accesibles. Sus palabras o predicciones, eran originadas por consultas de los visitantes, cuyos motivos más comunes eran pulsar la ira de los Dioses cuando ciertos hechos acontecidos u acciones tomadas u a tomar, no respetaban los principios reinantes o generaban incertidumbres por las posibles consecuencias.
Se afirmaba que las Sibilas habían adquirido la facultad de vislumbrar el futuro mediante su natural inspiración toda vez que eran interpeladas, pero también podían actuar de modo propio, impelidas por sus impulsivos designios, entre los cuales figuraban frecuentemente la predicción de grandes calamidades.
Cada una de ellas, en determinada manera, predijo el advenimiento de la era cristiana y por eso el Papa Julio II quiso que figuraran en el conjunto de pinturas encargadas por él en la Capilla Sixtina. A ese respecto, y para que se las puedan ubicar en la complejidad de esa obra maestra, hay que observar el dibujo "SÍNTESIS SE LA BÓVEDA", donde está aclarado con una "S" los lugares reservados a las Sibilas. Todas ellas aparecen en amplios asientos, consultando libros o papeles. En ambos lado de cada fresco, figuran dos pequeñas figuras desnudas.
LOS SIBILAS QUE MIGUEL ÁNGEL PINTÓ EN LA CAPILLA SIXTINA

Lo que se sabe, es que esta Sibila ya actuaba en Cuma en el periodo de los Reyes romanos en el año 500 a.c. cuando reinaba Tarquinio. En esa época, esa parte de la Campania era una colonia griega.
A este punto cabe la necesidad de separar la leyenda de lo que se conoce por antiguos escritos y lo que se deduce como consecuencia. La leyenda afirma que Cuma, hija de una ninfa, vivió muchas vidas humanas de más de 100 años cada una y que atendió a los reyes Romanos y a importantes personajes de la época republicana de Roma y que luego atendió a casi todos los emperadores romano, siguiendo además su actividad hasta pasado el medioevo.
Los escritos sibilinos tuvieron mucha influencia en el curso de la vida romana.

2) La Sibila Délfica: La Sibila parece tener más antigüedad que la de Cuma .No están claros los orígenes de esta Sibila, sin embargo existe la posibilidad de que sean similares a los de Cuma, ya que se sospecha que también ella haya llegado desde Asia Menor en fechas anteriores y desde otra colonia griega. Esta consideración podría justificarse por el hecho que Delfos influyó, en gran manera, en la colonización griega de las costas de Asia Menor, de Italia y de Sicilia, cuya importancia económica fue siempre correctamente evaluada y bien manejada a través de decisiones concretas de las autoridades políticas, tomadas de acuerdo con las predicciones sibilinas.
Otra fuente, sin embargo, afirma que esta Sibila estaba presente ya desde la época de la guerra de Troya, consideración no muy compartida por otros historiadores.
La ciudad de Delfos era situada al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida. El oráculo era conducido por sacerdotes y, principalmente, por la Sibila Délfica. Cabe señalar que Delfos tenía un gran recinto sagrado dedicado a los Dioses, y en su centro existía un templo de gran tamaño, dedicado exclusivamente a Apolo, lugar donde acudían los personajes griegos para preguntar sobre el éxito de cuestiones importantes para ellos, que tocaban todos los temas: desde lo personal a lo religioso, a lo político, a lo económico y también a conceptos filosóficos. La Sibila realizaba predicciones, que eran tomadas muy en serio por las todos los que acudían y por la población griega en general.

3) La Sibila Eritrea: Hay datos confusos sobre esta Sibila. Entre las varias versiones, hay una que afirma su proveniencia desde Caldea, al sur de Babilonia y que actuó como sacerdotisa de los dioses griegos. Su residencia parece haber sido la zona de Jonia, en una importante colonia griega. Entre todas las informaciones logradas, hay alguna que afirma su predicción de la guerra de Troya. Tal vez las visiones sibilinas de Eritrea se relacionaron a lo que, según ella, habría acontecido en esa guerra, y no a la profecía como tal. También esta Sibila habría denunciado a Homero respecto a falsedades en los escritos de su obra "La Iliada"", en la cual narra el desarrollo de esa contienda.

4) La Sibila PERSEA: Siempre siguiendo la leyenda, parece que esta Sibila acompaño a Alejandro Magno en sus conquistas de Asia. Alejandro siempre deseaba escuchar las previsiones de Persea sobre el éxito de sus acciones bélicas, a pesar de que ella le predijo desde el principio que sería el "Señor y dueño de toda Asia".
Esta Sibila fue diferente de las otras, ya que se la conoce como acérrima seguidora de Alejandro en sus conquistas y por sus predicciones del asesinato de algunos personajes que sus visiones. Se cuenta que predijo la destrucción de la ciudad de Corinto, durante el reinado de FIlipo de Macedonia, padre de Alejandro.

5) La Sibila LIBICA: Sobre esta sibila son muy pocos los datos que se conocen. Ella misma dice en un corto párrafo: "Soy mita mortal y mita divina; solo mi madre era divina". No obstante, hay una fuente que afirma su procedencia desde el desierto de Libia. Allí actuaba como sacerdotisa de Zeus.
LOS PROFETAS
Los Profetas fueron hombres de Dios, con la función de difundir sus mensajes a los fieles. Su presencia física mantuvo siempre una vida austera, en la humildad y la pobreza, viviendo solos. El profeta auténtico predicaba a todos sin importar su situación social y/o económica. De esta manera se diferenciaron de los llamados “falsos Profetas”, ya que éstos jamás expresaban conceptos que pudieran, de alguna manera, influir negativamente en los intereses de los poderosos. Por este motivo, los verdaderos Profetas fueron perseguidos mientras que, a los falsos, se les concedían honores y también riquezas.
Los profetas nombrados en el Antiguo Testamento se dividen en dos grupos: Por convención, se llaman Profetas mayores, aquellos que redactaron amplios escritos divinos y también las historias vividas en esos tiempos, además de las profecías. Estos son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. En cambio, los Profetas menores son los que no se han expresado con abundante escrituras sin perder, sin embargo, su figura divina por esta circunstancia.
LOS PROFETAS QUE MIGUEL ÁNGEL PINTÓ EN LA CAPILLA SIXTINA

En la segunda parte de su libro, Ezequiel predijo que después de la destrucción de Jerusalén, el pueblo Hebreo sería resistido por todas las naciones del mundo. Esto también resultó verdadero a partir de cuando los romanos echaron a los hebreos de Jerusalén y de sus tierra después de su segunda revolución contra la dominación de Roma, cerca del año 150.
En la tercera parte de su libro, Ezequiel habla de la futura restauración de Israel, que también se realizó en la época actual. Ezequiel tuvo también la misión de combatir la idolatría, la corrupción y las malas costumbres

2) El Profeta Jeremías: Se estima que el Profeta Jeremías nació en las afuera de Jerusalén, mudándose a esa ciudad con la familia antes de cumplir los 20 años de edad y muriendo allí a los 70 años.
Hijo de un Sacerdote del Templo, desde muy joven se dedicó a predicar la Palabra de Dios. En su larga vida, pudo ver como tres Reyes ocuparon el trono de Judá. Ezequiel logró no ser deportado y comenzaron sus lamento sobre la suerte de su pueblo, diciendo que la suerte sufrida fue un castigo de Jehová y que él, interpretando la voluntad de Dios, anunciaba que en el futuro toda Israel sería reconstituida como antes, como en el tiempo del Rey David.
Cabe destacar que, siendo aún joven, Jeremías escribió 34 capítulos en idioma hebreo, con la aprobación del primer Rey Joisías, redactando la famosa obra “Deuteronomio”, que narra la historia de los Hebreos en el curso de su camino por el desierto del Sinai, luego de la liberación de Egipto por obra de Moisés.

Isaías nunca estuvo de acuerdo con las alianzas que los reyes de Judá querían hacer con las naciones poderosas que los rodeaban, por desconfianza y temor a ellas. En todo momento exhortó a confiar en Yahveh, como sumo protector del Estado. Isaías apoyó la resistencia y anunció que, con la ayuda de Yahveh, salvaría la Ciudad Santa.
La segunda parte del Libro de Isaías es muy diferente de la primera.En estos capítulos describe la visión de una Jerusalén asolada con su pueblo aprisionado y cautivo en Babilonia. También preanunció que la actuación del Rey de Babilonia llevaría luego a la liberación de los cautivos. Sucesivamente Isaías tocó otros temas con claridad y visión sorprendente, declarando (por ejemplo), que la tierra era redonda, conocimiento muy raro en ese tiempo.

Los prisioneros fueron alojados cerca del Río Kebar (cerca de Babilonia), pero el Rey Nabucodonosor, supo aprovechar los esclavos hebreos de la mejor manera, utilizando las actitudes naturales de los mejores de ellos. Fue de esa manera que Hananías, Azarías, Misael y Daniel fueron aceptados en la corte real donde Daniel, por su inteligencia y buena disposición, conquistó la confianza de Nabucodonosor. El Rey, luego de cambiar su nombre lo nombró funcionario de la corte e intérprete de sus sueños. Los otros prisioneros elegidos tuvieron también distintos cargos en la corte.
Más tarde Babilonia fue invadida por los Medios) pero al poco tiempo Persia, con el Rey Dario, conquistó toda Babilonia.
Sin embargo, y a pesar de los cambios políticos realizados, la reputación de Daniel permaneció intacta y sus consejos fueron muy apreciados por los nuevos amos, tanto que el Rey Darío le concedió un alto cargo en su corte. Esta situación dio lugar a envidias de otros funcionarios, los cuales, mediante falsas imputaciones, lograron que fuera enjuiciado y condenado a perecer en el foso de los leones. Sin embargo, debido a la firme integridad y fe de Daniel, Dios envió a su ángel para librarle de los leones. Luego Darío ajustició a los conspiradores haciendo que fuesen devorados por los mismos leones.
Daniel, como Profeta en Babilonia, fue el que predijo la liberación de todos los Hebreos prisioneros, y vivió hasta ver el regreso de los mismos con Zorobabel (en el año 537 a. E.C.).

5) El Profeta Joel: Se estima que este libro fue escrito cerca del año 400 a.c..
De acuerdo a su único y breve libro se sabe que su padre fue Petuel, pero sin especificar donde y cuando nació. Dice también que Jehová es el único Dios y que se necesitó su sostén para soportar una muy larga sequía y una terrible invasión de langostas que arrasó su tierra, dejando una gran hambruna a todo el pueblo. Sin embargo, a pesar del apoyo espiritual, que nunca faltó, dijo que fue el mismo Dios a enviar estas desgracias para castigar a los grandes pecados cometidos por el pueblo.
Sus profecías abarcan tanto su época como la del futuro y describen siempre las grandes calamidades que deberían soportar los hebreos, como las opresiones por parte de otros pueblos hasta la llegada del día de Dios, en el cual se cumpliría la restauración y la bendición de su pueblo. Joel habla repetidamente del día de Dios, tanto de identificarse a sí mismo como el profeta de ese día. En el final de su libro, habla del juicio de los pueblos, hecho que sucedería en el valle de Josafat, luego de que sea vencido el pecado universal.
6) El Profeta Zacarías: Zacarías, hijo de Berekías. Posee un solo libro, dividido en 14 capítulos y muchos versículos. Zacarías pertenece al grupo de Profetas cuya actividad se inició luego de que los hebreos retornaran a Judea al finalizar el periodo de esclavitud; sin embargo se cree que nació en algún lugar de Babilonia cuando su pueblo todavía estaba prisionero.
Zacarías es el único Profeta de los hebreos liberados de la esclavitud, que se ocupó de la historia de Jerusalén, prediciendo el futuro rechazo del “Mesías” por parte de las otras naciones, como también del propio pueblo, y del posterior arrepentimiento de todos con el consecuente reconocimiento del Mesías, quien aparecerá luego para establecer su reinado de paz. El profeta dice también que Dios preservará a los suyos de todo peligro que provenga del poder del mundo hasta introducirlos en su reinado terrenal.
Se desconoce la fecha en la cual Zacarías escribió su libro, aunque los expertos la estiman aproximadamente en los años cercanos al 480 a.C.
De acuerdo a escritos posteriores (de San Mateo), y también en alusiones que figuran en el Nuevo testamento.

La misión que inició Jonás en la Nínive pagana tuvo muchos inconvenientes. Al principio, él no quería predicar todo lo que le había indicado Dios y quiso alejarse en un barco que se dirigía a Tarsis (en España). Dios entonces lo castigó con una espantosa tormenta que amenazó con hundir el barco, a menos que el Profeta se arrojara al mar, única manera para calmar la ira de Dios.
Eso hizo Jonás y la tormenta cesó, pero una enorme ballena tragó al Profeta, quedando éste tres días en la boca del pez. Intervino Jehová y Jonás pudo salvarse y volver a Nínive.
Allí pidió perdón a Dios e inició su predicamento a esa gente pagana. Profetizó para esa ellos la destrucción de la Ciudad si no interrumpían sus vidas disolutas en un corto plazo. Los habitantes le creyeron y se arrepintieron, ayunando junto a sus animales. De ese modo Nínive se salvó de las terribles consecuencias que el castigo de Dios había predestinado para ellos.
Jonás dijo entonces que este hecho manifestaba la misericordia divina, que perdonaba por haber habido arrepentimiento.
LAS PECHINAS
Judith y Holofernes (Esquina del techo a la derecha de la pared de entrada): El libro de Judith cuenta lo sucedido en la localidad de Betulia, próxima a Jerusalén en el Reino de Judá, durante el periodo comprendido entre la dos deportaciones de los hebreos a Babilonia por parte del Rey Nabucodonosor II.
Miguel Ángel ha elegido (en el centro de la escena), el momento en que Judith coloca la cabeza de Holofernes en una bandeja de plata, sostenida por el aya, y procede a cubrirla con un paño (algunos sostienen que la cabeza del general podría ser el autorretrato del pintor). A la derecha del fresco se observa el cuerpo yacente del general, en una postura totalmente descompuesta, donde se destaca la potencia anatómica de su cuerpo. A la izquierda de la pechina se observa un extraño personaje identificado como un soldado durmiendo.
Los colores de las vestimentas de las dos mujeres en el centro de la escena están estudiados con especial cuidado: el de la doncella de amarillo (color emblemático de la Iglesia) y el de Judith de blanco, como símbolo de pureza.
David y Goliath (esquina del techo a la izquierda de la pared de entrada): Según cuenta el primer libro de Samuel, los filisteos desafiaron a los hebreos, proponiendo que dos soldados, uno de cada bando, se enfrentaran con sus armas. Vencería la contienda el ejército al cual pertenecía el ganador, pudiendo entonces llevar como esclavos a todos los contrarios. Esta propuesta de los filisteos se debía a que retenían imposible que cualquier humano pudiese vencer al gigantesco Goliath. Los Hebreos, por su parte, aceptaron por encontrarse en una situación inferior que, de todas maneras, les impediría la victoria. Se adelantó Goliath desafiante y, para los hebreos, avanzó David, un joven pastorcillo descalzo y sin armaduras; el enorme adversario, equipado con coraza, casco y armamentos. David recogió una piedra del suelo y, con un certero golpe de honda, golpeó al gigante en medio de la frente, logrando desvanecerlo. Acto seguido, David se acercó al caído Goliath y lo decapitó usando su propia espada. Los filisteos se dieron a la fuga.
El pastorcillo David dejó en el suelo su honda y, luego de empuñar la espada del propio Goliath, la levanta para decapitar al gigante que lo había enfrentado.
La Serpiente de Bronce (Esquina del techo al fondo de la pared derecha desde la entrada –Norte): La figura de la serpiente data desde que Moisés presionó al Faraón para que dejara marchar al pueblo hebreo. En una oportunidad tiró al suelo su bastón, que se convirtió en una serpiente por voluntad de Jehová. Los magos del Faraón también tiraron serpientes, pero todos fueron comidos por el de Moisés.
Cuando Moisés y todos los judíos pudieron marcharse, tuvieron que recorrer un gran territorio desértico durante muchos años para alcanzar la "Tierra Prometida". En ese viaje tuvieron grandes inconvenientes generados por la fatiga, la escasez de alimentos y la pérdida del rumbo exacto. Muchos perdieron la fe y se rebelaron contra Moisés.
Frente a esta situación, Jehová produjo una invasión de serpientes venenosas en el desierto, que hicieron estragos en los viajeros. Muchos hebreos comprendieron entonces su error y se arrepintieron, rogando a Moisés que intercediera ante Jehová para que los salvara de ese peligro.
Jehová accedió en parte a esa petición: ordenó a Moisés que construyera una serpiente de bronce y que la colgara en un poste, frente al pueblo. Cualquier israelita que resultara mordido, se salvaría solamente al mirar esa serpiente. Los que no lo hicieran, morirían indefectiblemente.
Miguel Ángel pintó en la pechina tres momentos de la historia: En el centro es visible el poste donde está enrollada la serpiente de bronce. A la izquierda figuran los hebreos que se han salvado, ya que han levantado la vista hacia la serpiente de bronce cuando fueron mordidos. A la derecha están los destinados a perecer por no mirarla. Las serpientes venenosas circulan en el suelo en ambos bandos y alrededor del poste.
El Castigo de Amán (Esquina del techo al fondo de la pared izquierda desde la entrada - Sur): Amán fue nombrado por el Rey como segundo al mando del Imperio persa, pero era muy vanidoso y quería que todos le rindieran pleitesías, arrodill{andose ante su presencia. Mardoqueo no lo hizo nunca, porque sólo lo hacía ante Jehová. Por eso, Amán odió a Mardoqueo. Mardoqueo descubrió casualmente un plan de los eunucos para matar al Rey e informó a Asuero por intermedio de Esther. El Rey, agradecido, castigó a los responsables. Amán se enojó mucho por la intromisión y, como venganza, quiso matar a todos ellos, para así suprimir a Mardoqueo y verlo sufrir. A tal efecto, emitió un decreto para ejecutar a los hebreos. Mardoqueo, al tanto de ese decreto, pidió a Ester que, como Reina, hiciese lo posible para anularlo. El Rey Asuero anuló el decreto y condenó a Amán, que fue puesto a juicio y clavado en una cruz en el mismo patíbulo preparado para colgar a Mardoqueo. (La Biblia dice sin embargo que Amán fue ahorcado, siendo ésta una diferencia respecto al fresco de Miguel Ángel).
Miguel Ángel pintó en la pechina tres momentos de la historia: a la izquierda el rey Asuero ofrece a Mardoqueo la recompensa prometida por haberle salvado la vida; a la derecha muestra el consejo celebrado por el rey para castigar a Amán; y el centro dibuja al castigo de Amán, clavado en una madera en forma de cruz. La gran acción de Esther, para salvar a su pueblo, se festeja aún en nuestros días (en Febrero o Marzo), durante la fiesta del "Purim", que termina con gran regocijo.
ENJUTAS Y LUNETOS


Cabe destacar que en los lunetos y en las enjutas, las pinturas representan los antepasados de Cristo, mientras las figuras que se encuentran entre las distintas enjutas corresponden a un Profeta o bien a una Sibila.
EL JUICIO UNIVERSAL
La pintura está dividida en distintas partes para una mejor apreciación de la obra:
En el centro están las imágenes de Cristo y de María. El Redentor, en su carácter de Juez, tiene el brazo derecho levantado para impartir la justicia divina; su rostro demuestra, con extrema dureza, la inflexibilidad de su decisión. María, en cambio, parece muy afligida por el trágico momento y prácticamente resignada a las consecuencias del Juicio, tomando una posición recogida bajo el brazo de Jesús.
Alrededor de estas dos figuras centrales, Miguel Ángel pintó varios Santos Mártires de forma tal que, para poder distinguirlos entre la multitud de cuerpos, les agrego detalles inequívocos, como por ejemplo los elementos utilizados para su tortura y muerte. Se pueden identificar además:

San Sebastián (lleva las flechas utilizadas para su martirio en Roma, culpable de mantenerse cristiano, condenado por el Emperador Maximiano).
San Andrés Apóstol, (Tiene el símbolo de la cruz donde fue crucificado en Acaya, culpable de haber difundido las doctrinas cristianas.
San Bartolomé Apóstol (Sostiene una piel humana en las manos, símbolo de haber sido desollado vivo en Armenia, culpable de haber realizado conversiones al Cristianismo - incluyendo al propio Rey -).
Santa Catalina (Conserva una de las rueda dentada con la que fue torturada en Alejandría - luego fue decapitada - Con esa rueda aleja a los condenados que intentan subir indebidamente al Paraíso).
Alrededor del grupo central, que incluye Dios, María y los Santos, Miguel Ángel pintó una gran multitud de cuerpos, representando a toda la gente común. Todos ellos esperan el juicio de Dios que los va a dividir: los condenados que caen por la derecha hasta el bajo donde son arrojados por los ángeles y arrastrados por los demonios al fondo del fresco, hacia el Río Stige, en su paso hacia el dolor eterno y los elegidos que suben al cielo por la izquierda ayudándose unos a otros en la subida con la colaboración de los ángeles.
Más abajo y en el centro del fresco, se encuentra un grupo de ángeles que, de acuerdo al Apocalipsis, tocan las trompetas anunciando el acontecimiento. En el mismo grupo, figuran también dos ángeles que sostienen el Libro de la Vida y de la Muerte, donde están escritos los nombres de los destinados al Paraíso y de los condenados al infierno.
Las figuras que suben de la tierra para ser juzgados son las que estaban en el momento en que Cristo inicia el juicio. Muchas de estos cuerpos han resucitado y son representados como cadáveres. Todos deben presentarse adelante de Dios para escuchar su sentencia. En la Tierra hay demonios escondidos en cuevas. Algunos de ellos intentan evitar que los salvados asciendan al cielo.
Abajo y a la derecha del fresco se encuentran, y siguen cayendo, todos los condenados por Dios en el Juicio, arrojados por los ángeles. Allí los esperan los demonios, para cargar sus cuerpos en la barca que va a zarpar por el Río Stige hasta el infierno, manejada por el mítico barquero Caronte, quién también golpea a los condenados.
CUADROS DE LA PARED SUR
• La circuncisión del hijo de Moisés: Pintado por Pinturicchio. Jehová reprocha duramente a Moisés, mientras un ángel corta el prepucio de su hijo con un cuchillo de piedra, cumpliendo el mandato divino que, al no ser ejecutado por el mismo Moisés, originó la ira de Dios.
• Tentaciones de Moisés: Pintado por Pietro Perugino. Es la pelea de los pastores que quieren impedir a las hijas de Jetró (entre las cuales está la futura mujer de Moisés, Séfora), que abreven el rebaño con el agua del pozo. También Moisés recibe el llamado de Jeová para que salve su pueblo em Egipto. La tentación consiste en no cumplir este mandato.
• Cruce del Mar Rojo: Pintado por Cosimo Rosselli. Es la culminación de la salida de Egipto. Moisés y su gente se salvan del ejército egipcio, el cual queda inundado por el Mar Rojo, que antes se había abierto ofreciendo un camino para que Moisés y los hebreos pudieran cruzarlo.
• Moisés recibe las tablas: Pintado por Piero di Cosimo. Moisés muestra las tablas de la Ley al pueblo (recibidas de Jehová) y luego las rompe cuando observa que su gente baila alrededor de un becerro de oro, elegido como un falso Dios.
• Castigo de los rebeldes: Pintado por Sandro Botticelli. En esta escena es representado el castigo impuesto a Coré, Datán y Abirón por su rebelión contra el liderazgo de Moisés (y de otros sacerdotes), negando su autoridad sobre el pueblo hebreo durante el éxodo.
CUADROS DE LA PARED NORTE
• La última cena: Pintado por Cosimo Rosselli.
• Jesús entrega las llaves a Pedro: Pintado por Pietro Perugino. Es el propio Jesús quien elige a Pedro como primer apóstol diciendo:
"Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (como piedra fundamental), y sobre ti edificaré mi Iglesia.
• El sermón de la montaña: Pintado por Cosimo Rosselli. Incluye dos escenas: El sermón y la curación de un leproso.
• Las tentaciones de Cristo: Pintado por Sandro Botticelli. Satanás tienta a Jesús para que muestre todo su poder ofreciéndole el mando universal, siendo rechazado.
• El bautismo de Cristo: Pintado por Pietro Perugino y Pinturicchio. Dios está arriba, rodeado de ángeles, mientras una paloma está sobre Jesús, representando el Espirito Santo. Dos Profeta predican a la multitud, en ambos lados. En el valle se observan monumentos romanos.
Fuente: http://www.fadal.us/!!Vf1/Miguel%20Angel/!!Textos/Sixtina/!!Indice/!!Ind
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