Doménikos Theotokópoulos, en griego Δομήνικος Θεοτοκόπουλος (Candía, 1541 – Toledo, 1614), conocido como el Greco («el griego»), fue un pintor del final del Renacimiento que desarrolló un estilo muy personal en sus obras de madurez.
Su obra se compone de grandes lienzos para retablos de iglesias, numerosos cuadros de devoción para instituciones religiosas -en los que a menudo participó su taller- y un grupo de retratos considerados del máximo nivel. En sus primeras obras maestras españolas se aprecia la influencia de sus maestros italianos. Sin embargo, pronto evolucionó hacia un estilo personal caracterizado por sus figuras manieristas extraordinariamente alargadas con iluminación propia, delgadas, fantasmales, muy expresivas, en ambientes indefinidos y una gama de colores buscando los contrastes. Este estilo se identificó con el espíritu de la Contrarreforma y se fue extremando en sus últimos años.
Actualmente está considerado uno de los artistas más grandes de la civilización occidental. Esta alta consideración es reciente y se ha ido formando en los últimos cien años, cambiando la apreciación sobre su pintura formada en los dos siglos y medio que siguieron a su muerte, en que llegó a considerarse un pintor excéntrico y marginal en la historia del arte.
Retrato de un caballero anciano, considerado autorretrato (1595–1600)
Creta
Nació en 1541 en Candía (actual Heraclión) en la isla de Creta, que entonces era posesión de la República de Venecia. Hasta los 26 años vivió allí, donde fue un apreciado maestro de iconos en el estilo posbizantino vigente, que era una continuación de la pintura tradicional, ortodoxa y griega, de iconos desde la Edad Media. Eran cuadros de devoción que seguían reglas fijas. Sus personajes se copiaban de modelos artificiales muy establecidos, que no eran en absoluto naturales ni penetraban en análisis psicológicos, con el oro como fondo de los cuadros. De los trabajos de esta época es la Muerte de la Virgen (Dormitio Virginis), conservada en la Iglesia de la Dormición, en Siros.
Italia
Venecia
Después residió diez años en Italia: debió trasladarse a Venecia alrededor de 1567, que en aquel tiempo, era el mayor centro artístico de Italia. Asumió y pintó con el nuevo lenguaje pictórico aprendido en Venecia. Pudo aprender en el taller de Tiziano los secretos de la pintura veneciana: los fondos arquitectónicos que dan profundidad a las composiciones, el dibujo, el color naturalista y la forma de iluminar procedente de focos determinados. Entre las obras más conocidas de su periodo veneciano se encuentra la Curación del nacido ciego (Gemäldegalerie, Dresde), en la que se percibe la influencia de Tiziano y de Tintoretto.
Roma
Luego, el pintor se encaminó a Roma. Cuando vivió allí, Miguel Ángel y Rafael habían muerto, pero su enorme influencia seguía vigente. Los pintores habían establecido un estilo llamado manierismo basado en sus obras, donde las figuras se fueron exagerando y complicando hasta convertirse en artificiales. Por otro lado, las reformas de la doctrina y de las prácticas católicas empezaban a condicionar el arte religioso. Entre las principales obras de su período romano se encuentran: la Purificación del Templo; varios retratos; también ejecutó una serie de obras profundamente marcadas por su aprendizaje veneciano.
España
Toledo
El Monasterio de El Escorial estaba concluyéndose, y Felipe II había invitado al mundo artístico de Italia a que fuera a decorarlo. En 1576 el artista abandonó la ciudad romana y estuvo primero en Madrid, y luego llegó a Toledo (capital religiosa de España y una de las ciudades más grandes de Europa), donde vivió produciendo sus obras de madurez. Los primeros encargos importantes en Toledo le llegaron de inmediato. Estas obras establecerían la reputación del pintor en Toledo y le dieron gran prestigio. El Greco no planeaba establecerse en Toledo, pues su objetivo era obtener el favor de Felipe II y hacer carrera en la corte. De hecho, consiguió dos importantes encargos del monarca, pero ninguna de éstas gustó al Rey.
Faltándole el favor real, el Greco decidió permanecer en Toledo. En 1578 nació su único hijo, Jorge Manuel. En 1585 arrendó tres habitaciones en un palacio del Marqués de Villena, donde residió, salvo el periodo entre 1590 y1604, el resto de su vida. En 1586 obtuvo el encargo de El entierro del conde de Orgaz, hoy su obra más conocida.
A partir de 1580 pintó temas religiosos.
Desde 1596 se produjo un gran aumento de encargos que se mantuvo hasta su muerte. Fue un periodo crucial en su arte pues en él se desarrolló su estilo tardío. Aunque le habían fallado los mecenas que inicialmente buscó (el rey Felipe II y la Catedral) al final encontró sus mecenas en un grupo de hombres de iglesia cuyo objetivo era propagar la doctrina de la Contrarreforma. Sirvió a sus ideales mediante el diseño de retablos que exponían y resaltaban las principales devociones católicas. En 1596 firmó el primer encargo importante de este periodo, el retablo para la iglesia de un seminario agustino de Madrid, el Colegio de doña María de Aragón. En 1603 consiguió realizó el retablo del Hospital de la Caridad de Illescas. En 1607, el Greco se ofreció a terminar la capilla de Isabel de Oballe, que había quedado inconclusa por el fallecimiento de Semini.
Sus últimos retablos importantes incluyeron un retablo mayor y dos laterales para la capilla del Hospital Tavera, en 1608. En 1612, él y su hijo acordaron con las monjas de santo Domingo el Antiguo contar con una capilla para el enterramiento familiar. El artista realizó La Adoración de los pastores, una obra maestra en todos sus detalles.
El 7 de abril de 1614 falleció con 73 años, siendo enterrado en Santo Domingo el Antiguo.
Obra pictórica
El retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo
Retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo (1577) y su lienzo principal de la Asunción de la Virgen.
En 1576, en Santo Domingo el Antiguo se construyó una nueva iglesia con los bienes de la fallecida doña María de Silva, destinada a ser su lugar de enterramiento.
El Greco acababa de llegar a España y durante su estancia en Roma había conocido al hermano del albacea testamentario constructor de Santo Domingo, Luis de Castilla. Fue el hermano quien contactó con el Greco y quien habló favorablemente de la calidad del pintor.
En total eran nueve lienzos, siete en el retablo mayor y otros dos en dos altares laterales. De ellos en la actualidad sólo quedan tres pinturas originales en el retablo. Las demás han sido vendidas y sustituidas por copias.
El Greco nunca hasta entonces se había enfrentado a una tarea tan ambiciosa, se debían concebir pinturas de grandes dimensiones, encajar cada una de las respectivas composiciones y armonizarlas todas en su conjunto. El resultado fue muy reconocido y le proporcionó inmediata fama.
En el lienzo principal, La Asunción, estableció una composición piramidal entre los dos grupos de apóstoles y la Virgen; para ello precisó resaltarla y disminuir la importancia de los ángeles. Hay una tendencia al horror vacui: incluir el máximo número de figuras y los mínimos elementos ambientales. Se destacan gestos y actitudes. Este aspecto fue siempre una de sus grandes inquietudes, dotar a sus figuras de elocuencia y expresión. Lo consiguió incorporando y constituyendo a lo largo de su carrera un repertorio de gestos cuya expresividad debía conocer bien.
El expolio
El expolio (1577–1579, Catedral de Toledo)
El cabildo de la catedral de Toledo debió encargar al Greco El expolio el 2 de julio de 1577.Fue de los primeros trabajos en Toledo, junto a las pinturas del retablo de Santo Domingo el Antiguo, recién llegado de Italia.
El motivo del cuadro, El expolio, es el momento inicial de la Pasión en el que Jesús es despojado de sus ropas. El pintor se inspiró en un texto de San Buenaventura, pero la composición que ideó no satisfizo al cabildo. En la parte inferior izquierda pintó a la Virgen, María Magdalena y María Cleofás, aunque no consta en los evangelios que estuviesen allí, mientras que en la parte superior, por encima de la cabeza de Cristo, situó a gran parte del grupo que lo escoltaba, inspirándose en iconografías antiguas bizantinas. El cabildo consideró que ambos aspectos eran "impropiedades que oscurecían la historia y desvalorizaban a Cristo". Este fue el motivo del primer pleito que el pintor tuvo en España. Los tasadores nombrados por el Greco solicitaron 900 ducados, cantidad desmesurada. El pintor acabó recibiendo como pago 350 ducados, pero no tuvo que cambiar las figuras que habían generado el conflicto.
Cossío realizó el siguiente análisis sobre este cuadro en su célebre libro sobre el pintor:
El artista debía representar a Cristo no como Dios, sino como hombre y víctima inocente de las pasiones humanas. Concentró todos los elementos, principales y secundarios, dispersos en sus cuadros anteriores, en una sola acción alrededor del protagonista. Lo rodeó de un grupo apretado de cabezas duras y sombrías, cada una con personalidad propia. Introdujo dos episodios diferentes a sus pies, cerrando la escena inferiormente. Se trata del hombre que prepara la cruz y, enfrente, las tres Marías que lo observan con tristeza.
"La unidad de composición es tan perfecta que todo el interés lo absorbe la figura de Cristo". El maestro supo crear este efecto, estableciendo una composición en círculo alrededor de Jesús.
Todo lo que no es el protagonista se encuentra oscurecido y rebajado, mientras que Cristo se ilumina y destaca. Así el rostro iluminado de Cristo y su túnica roja forman un contraste muy fuerte con los oscuros rostros de los acompañantes y con la entonación gris que domina el cuadro.
Detalle de El expolio. El Cabildo de la catedral encontró teológicamente incorrecto que las cabezas de la escolta sobrepasasen la de Cristo. El Greco se inspiró en iconos bizantinos. Obsérvese el contraste entre la quietud y melancolía del rostro del Salvador y los sombríos rostros que le rodean.
El Greco y su taller pintaron varias versiones sobre este mismo tema, con variantes. Wethey catalogó quince cuadros con este tema y otras cuatro copias de medio cuerpo. Sólo en cinco de estas obras vio la mano del artista y las otras diez las consideró producciones del taller o copias posteriores de pequeño tamaño y poca calidad.
El entierro del Señor de Orgaz
La iglesia de santo Tomé albergaba los restos del Señor de Orgaz, que había muerto en 1323 después de una vida muy generosa en donaciones a instituciones religiosas de Toledo. Según una leyenda local, la caridad del Señor de Orgaz había sido recompensada en el momento de su entierro, apareciendo milagrosamente san Esteban y san Agustín que introdujeron su cadáver en la tumba.
En el contrato del cuadro, firmado en marzo de 1586, se incluía una descripción de los elementos que el artista debía representar: "En lo de más abajo... se ha de pintar una procesión de cómo el cura y los demás clérigos que estaban haciendo los oficios para enterrar a don Gonzalo de Ruiz de Toledo, Señor de la villa de Orgaz, y bajaron san Agustín y san Esteban a enterrar el cuerpo de este caballero, el uno teniéndole la cabeza y el otro los pies echándole en la sepultura y fingiendo alrededor mucha gente que estaba mirando y encima de todo esta se ha de hacer un cielo abierto de gloria..."
Detalle de la parte terrenal: representó un entierro del siglo XIV presenciado por hombres vestidos a la manera del siglo XVI. Parece que eran retratos de personas que vivían en Toledo. Solo se ha reconocido a Antonio de Covarrubias, amigo del pintor. La razón de mezclar los siglos XIV y XVI podría expresar que la caridad era importante tanto en el pasado como en el presente. El niño señalando el milagro al espectador se cree que era el hijo del pintor, Jorge Manuel.
El retablo de doña María de Aragón
En 1596 el Greco recibió el encargo del retablo de la iglesia del colegio seminario de la Encarnación de Madrid, más conocido por el nombre de su mecenas doña María de Aragón. Debía realizarse en tres años y se valoró en más de sesenta y tres mil reales, el precio más alto que recibió en su vida. El colegio se cerró en 1808 ó 1809, pues sendos decretos de José Bonaparte redujeron los conventos existentes y posteriormente suprimieron las órdenes religiosas. El edificio se transformó en salón de Cortes en 1814, actual Senado español, y el retablo fue desmontado en ese periodo. Después de varios traslados (en uno de ellos estuvo en la casa de la Inquisición) terminó en el Museo de la Trinidad, creado con obras de arte requisadas por la Ley de Desamortización. Dicho museo se fusionó con el Museo del Prado en 1872 y por ello cinco de sus lienzos están en éste. En estos traslados, el sexto lienzo, la Adoración de los pastores, fue vendido y actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Rumanía de Bucarest.
La falta de documentos sobre el mismo ha originado distintas hipótesis sobre los cuadros que lo forman. En 1908 Cossío relacionó El bautismo, La crucifixión, La resurrección y La anunciación. August L. Mayer propuso en 1931 la relación entre los lienzos anteriores con El Pentecostés y La adoración de los pastores de Bucarest. En 1943 Manuel Gómez Moreno propuso un retablo reticular formado por estos seis cuadros sin argumentarlo. Pero para algunos especialistas La resurrección y El Pentecostés no formarían parte de él pues correspondían a formulaciones estilísticas diferentes.
En 1985 apareció un documento de 1814 con el registro de las obras depositadas en la casa de la Inquisición que cita "siete quadros de pinturas originales de Domenico Greco que estaban en el Altar Mayor". Esta información ha afianzado la hipótesis de Gómez Moreno de un retablo de tres calles en dos pisos suponiendo que el séptimo estaría en un tercer piso a modo de ático.
Posible composición del retablo de María de Aragón
Los temas, salvo El Pentecostés, habían sido desarrollados ya anteriormente, algunos en su etapa italiana. Según Ruiz Gómez estos temas son retomados con gran originalidad mostrando su espiritualidad más expresionista. A partir de este momento su obra toma un camino muy personal y desconcertante distanciándose del estilo naturalista que comenzaba a dominar en aquella época. Las escenas están planteadas en espacios claustrofóbicos potenciando la verticalidad de los formatos. Una luz espectral destaca la irrealidad de las figuras, algunas en escorzos muy marcados. El color frío, intenso y contrastado aplicado con soltura a sus poderosas construcciones anatómicas muestra lo que sería su estilo tardío.
Capilla mayor del Hospital de la Caridad de Illescas
En 1603 recibió el encargo de realizar todos los elementos decorativos de la Capilla mayor de la iglesia del Hospital de la Caridad de Illescas (Toledo) que incluía retablos, esculturas y cuatro pinturas. El Greco desarrolló un programa iconográfico que ensalzaba a la Virgen María. Los cuatro cuadros tienen un estilo pictórico similar, siendo tres de ellos de formato circular o elíptico.
La Anunciación que se contempla a la derecha es de formato circular y es una reelaboración de la que pintó para el Colegio de Doña María de Aragón. Aun manteniendo los tipos y gestos anteriores del Colegio de María de Aragón, el pintor avanza en su expresionismo tardío, sus figuras son más llameantes y agitadas con una fuerza interior más inquietante.
Es una simplificación de la que realizó años antes para el Colegio de Doña María de Aragón. Sobre un fondo neutro coloca a las dos figuras principales de la escena, el arcángel en el lado izquierdo adaptándose a la curvatura del lienzo y la Virgen a la derecha sorprendida mientras oraba. Como eje de la composición se encuentra el atril y la paloma del Espíritu Santo que baja con toda su gloria y se convierte en foco iluminador de la escena. Encontramos en esta peculiar composición una diagonal marcada por los ojos de los protagonistas y la paloma simbólica.
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